Rosquillas asadas de Sanabria: el dulce tradicional que se fríe en sartén

Uno de esos pequeños tesoros gastronómicos de Sanabria son las las rosquillas asadas:

Rosquillas asadas de Sanabria: el sabor de lo sencillo

Hay sabores que te devuelven a la infancia, a esas cocinas donde el tiempo iba más despacio y el aroma del aceite caliente lo llenaba todo. Las rosquillas asadas de Sanabria son uno de esos dulces humildes que guardan en cada bocado una historia de hogar, de abuelas pacientes y tardes sin prisa.

Este postre, tan típico de la comarca de Sanabria, no necesita ni horno ni complicaciones. Solo una sartén, unos ingredientes de los que siempre hay por casa y muchas ganas de disfrutar del proceso. Porque, al final, hacer rosquillas es casi un pequeño ritual.

Ingredientes (para una docena):

• 1 huevo
• 1 taza de leche entera
• 1 cucharada sopera de azúcar
• 1 sobre de levadura
• 1 cucharada sopera de aceite caliente (mejor de girasol) o de mantequilla derretida
• Harina de trigo (la que admita la masa)
• Unas gotitas de licor de anís de botella

Preparación:

En un cuenco mezclaremos el huevo, la leche, el azúcar, la levadura y el aceite (o la mantequilla derretida). A continuación iremos añadiendo, poco a poco, la harina hasta conseguir una masa espesa, suave al tacto y que no se pegue en las manos.
Un truco de los de antes: echar a la mezcla unas gotitas de anís le darán ese perfume/samor tan característico que hace que la casa huela a pueblo.

Después llega la parte más entretenida: moldear las rosquillas. Se hacen pequeños churritos sobre la masa (espolvorea un poco de arina para que no se peguen), luego se unen por los extremos, dándoles su forma redondeada. Y ya solo queda freírlas en una sartén con aceite bien caliente, dorándolas por ambos lados hasta que queden con ese color dorado que abre el apetito solo con mirarlas.

Al sacarlas, se pueden espolvorear con un poco de azúcar normal o glass y ahí está el toque final.
Crujientes por fuera, tiernas por dentro, con ese sabor casero que te hace cerrar los ojos al primer mordisco.

Un dulce que sabe a pueblo

Las rosquillas asadas son más que un postre. Son una costumbre que sobrevive entre las manos que aún amasan con mimo, una forma de mantener viva la esencia de Sanabria, donde la sencillez sigue siendo sinónimo de autenticidad.

Así que si alguna vez visitas esta tierra o simplemente quieres probar un pedacito de su alma, atrévete con estas rosquillas.
Porque, a veces, la felicidad también se fríe en sartén.