En las proximidades del Lago de Sanabria, en Ribadelago Nuevo, se localiza el Museo de la Memoria de Ribadelago. Se trata de un centro expositivo que muestra las consecuencias y el impacto que tuvo la catástrofe de Ribadelago, acaecida una gélida noche del 9 de enero de 1959. Su sede es un edificio histórico que respira historia en cada piedra, y dentro, todo está pensado para que cualquiera pueda recorrerlo sin dificultad: hay salas abiertas, pasillos amplios y un ascensor que une sus dos plantas, haciendo que todos los visitantes puedan moverse con comodidad.

Pero lo que realmente conmueve es su historia. El museo invita a mirar de frente aquella noche helada del 9 de enero de 1959, cuando el silencio de Ribadelago se rompió con el rugido del agua. La rotura de la presa de Vega de Tera liberó una riada devastadora que arrasó el pueblo, llevándose consigo vidas, casas y memorias. Aquí, esos recuerdos no se olvidan: la exposición permanente muestra paneles cargados de información, planos originales, documentos de la época, vídeos y, sobre todo, fotografías que, más que imágenes, son testigos silenciosos de lo ocurrido.

Además, el museo no se queda anclado en el pasado. También abre sus puertas a exposiciones temporales, dando espacio a artistas y artesanos para compartir sus creaciones, como si el arte fuera una manera de sanar y de mantener viva la identidad de la comunidad.

Este proyecto tan especial no habría sido posible sin el esfuerzo conjunto de la Diputación Provincial de Zamora, la Asociación Hijos de Ribadelago y el Ayuntamiento de Galende. Y es que, más allá de las instituciones, lo que más emociona es el apoyo sincero de los vecinos, que han hecho suyo este museo como una manera de honrar lo que pasó y transmitirlo a las nuevas generaciones.