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Catastrofe en Ribadelago

Catastrofe en Ribadelago
La madrugada del 9 de enero de 1959 ocho millones de metros cúbicos reventabaron la presa de Vega de Tera y abrían una brecha de 140 metros. La compañía Hidroeléctrica de Moncabril la había construido tres años antes, a escasos kilómetros del Lago de Sanabria, que absorbió el agua y evitó de este modo, una tragedia mayor.

Sin embargo, Ribadelago fue arrasado, en catorce interminables minutos, por la tremenda avalancha de agua, rocas y troncos de árboles. El pueblo quedó sumergido por olas de hasta nueve metros de altura. De los 549 habitantes del pueblo 144 fueron arrasados por el agua, solamente 28 cadávares fueron recuperados. El resto de los fallecidos, en su mayoría niños, jamás se recuperaron y permanecen aún en el fondo del lago, junto a las ruinas del pueblo. El 60% de las viviendas fueron destruidas.

La tragedia fue minimizada por las autoridades y la prensa franquista. Se ocultaron las verdaderas razones de la destrucción de la presa y los máximos responsables fueron condenados por un delito de imprudencia temeraria a un año de prisión menor, que una vez recurrida la sentencia, quedaron absueltos. Las indemnizaciones, 95.000 ptas por un hombre, 80.000 por una mujer y 25.000 por un niño, llegaron mal y en muchas ocasiones, nunca. Tres años después, el régimen, mandó construir, en una zona más segura, como compensación un pueblo que se llamó Ribadelago de Franco (hoy en día Ribadelago Nuevo).